jueves, 14 de enero de 2010

Metamorfosis de costumbres

Estoy aprendiendo, e a poco, a cambiar ciertos rituales que me pertenecían. Eran míos, muy míos. Esas cosas que una no cambia por nada del mundo. O piensa que no cambia por nada del mundo.
Entonces, en estos casi cuatro años de maternidad, aprendí, por ejemplo, a no disfrutar del baño. Aprendí que no hay tiempo libre. Y, cuando lo encuentro, siempre está “la plomaza” hablándome o pidiéndome agua o… volcándola!
Aprendí que comer chocolate mientras tomo café se convirtió en sólo tomar café. Aprendí a tomar el mate un poco más frío para que “la niña” no se queme la lengua. Aprendí, también, que la tele ya tiene dueña y la compu va por el mismo camino.
Hace muy poquito tiempo, aprendí a escribir sin música y sin café. Ahora escribo mientras en la tele habla Oso Agente Especial o mientras el Pato Donald protesta porque no puede cruzar un puente de cristal. La noche hace rato que no es compañera de mis letras.
De todos modos, no reniego de esta metamorfosis. Al contrario estoy feliz de que así sea.

2 comentarios:

El Profe dijo...

:) la metamorfosis es un paso mas hacia eso que pretendemos ser, los cambios que nos hacen crecer y nos enriquecen son algo inevitable y siempre positivos :)Dejarse llevar y transformarse.
¡Abrazotes!

Unknown dijo...

y como no estarlo!!ese debe ser el camino para descubrir mas de tu nuevo mundo,y pensar que uno no debe parar de sorprenderse,ojala algun dia pueda contarte mis experiencias maternales,mi nueva vida.
gran abrazo